Como mujeres, hemos decidido avanzar y tomar las riendas de nuestro destino. En América Latina, se estima que cuentan con la mayor representación femenina en el ecosistema del emprendimiento, superando incluso el potencial de Europa y Norteamérica. Sin embargo, este avance viene acompañado de un alto grado de vulnerabilidad. Las mujeres emprendedoras enfrentamos un 50% más de probabilidad de sufrir daños en su salud mental, en comparación con la población promedio. Datos que los puedes conseguir fácilmente en diferentes fuentes virtuales.
Justamente por mí interés en la salud mental de las mujeres emprendedoras, han despertado mi impulso, por concientizar sobre la importancia de la salud mental y el equilibrio entre la vida personal y profesional.
Sin dudas, lees, escuchas , y en mi consultorio lo pude notar que se han normalizado en el día a día síntomas como: ansiedad, estados de pánico, apatía, cansancio, agotamiento físico y emocional, y depresión.
Algunas hipótesis que podrían explicar este fenómeno son:
1. Desconocimiento de los Ritmos Internos: Muchas mujeres imitan ritmos patriarcales en todas las áreas de su vida, ignorando sus propias necesidades.
2. Ausencia de Autocuidado: La desconexión de su mundo emocional se traduce en una búsqueda de ser “fuertes”, influenciadas por un introyecto cultural que asocia lo femenino con debilidad.
3. Mala Gestión del Tiempo: La desorganización lleva a la sensación de estar luchando contra la corriente, deseando más tiempo para cumplir con todas sus responsabilidades.
4. Culpa y Autoexigencia: La presión de ser una buena jefa y, al mismo tiempo, una “buena madre” recae casi exclusivamente sobre la mujer, lo que genera un caos interno y un descontrol emocional.
En mi rol como Mentora de Bienestar, pero también, madre, esposa, hija y profesional, mi misión es acompañar y concientizar a las mujeres para que triunfen en todo lo que se proponen, disfrutando de un balance y una salud mental óptimos. Entender que la diversidad de roles que asume una mujer en su camino hacia el autodesarrollo puede llevar al colapso, al agotamiento y a la ansiedad es fundamental. Esta autoexigencia, sumada a la presión de gestionar la incertidumbre, el miedo y la frustración, puede resultar abrumadora.
He podido validar en mi experiencia que, cuando una mujer emprendedora decide dejarse acompañar profesionalmente, fortalece su gran potencial y canaliza su energía de manera asertiva. Esto no solo se traduce en una mayor productividad y expansión, sino que también hace que su enfoque hacia los logros sea más dinámico y equilibrado. Como resultado, se siente plena y realizada.
Es hora de que las mujeres emprendedoras reconozcan la importancia de cuidar su salud mental y encontrar un equilibrio en sus vidas. Al hacerlo, no solo se beneficiarán a sí mismas, sino que también contribuirán a un ecosistema de emprendimiento más saludable y sostenible. Juntas, podemos transformar la narrativa del emprendimiento femenino, convirtiendo los desafíos en oportunidades de crecimiento y bienestar.