A lo largo de mi vida me he sentido una mujer que ha alcanzado muchos logros. Sin embargo, en la medida que llegaba inclusive a cargos más altos, parecía que comenzaba a experimentar eso que Viktor Frankl, denominó: El vacío existencial. Entonces a partir de allí, cada paso hacia arriba era extraño para mí, por un lado el logro y por otro el sentirme colapsada entre tantas responsabilidades.

Dos reveses en mi vida, la perdida abrupta de mi padre y mi divorcio, fueron detonantes importantes en mi vida. Mi vacío se hizo totalmente el centro, de allí miedos, angustias y una cadena de experiencias nada gratas. Que me llevaron al siguiente nivel, encontrarme conmigo, pues ya para ese entonces, me había perdido. Allí el caos me movió a una posibilidad.

Dar inicio a este maravilloso y rocoso camino de llegar a mí, saber dónde estaba, quien era yo, la travesía que no en vano en la novela épica se llama el viaje de Ulises. Es muy duro encontrarse pero en definitiva es mucho peor, más triste, vivir en las sombras de sí mismo, arando en el mar.

Por eso comencé una serie de estudios, experiencias, formaciones que me permitieran a mi mente lógica y a mi SER saberme, conocerme y estar disponible para otros. Sí al llegar a mí estoy para el otro. Reconecté con mi Ser Mujer, la energía que era desconocida para mí.

Cuando decidí emprender, comenzar este camino, con estos recurso y este trabajo en mí, lo hice desde el espacio de dar servicio y apoyo a otras mujeres desde mi SER, y ¡SIN CULPAS!, por querer realizarme, ser exitosa conmigo y crecer, encontré una forma amorosa de mantener el balance entre mi vida